Corrían los años 20 y los estados del sur de los USA eran un hervidero musical. Algunos afroamericanos que vivían allí estaban dando forma a un nuevo estilo musical que sería el origen de mucha de la música popular que conocemos en la actualidad. Colóquese un poco de música africana, un poco de espiritual negro (gospel y todo eso), un poco de sudor y sufrimiento como el de aquellos semi-esclavos del sur de los USA, y voilá: tenemos el blues!
Bueno, uno de estos hijos del blues, casi podemos decir de segunda generación era Robert Johnson. La leyenda que rodea su vida es bien misteriosa. No se encontró su partida de nacimiento, los miembros de su familia a los que se preguntó no recuerdan su fecha de nacimiento bien, no tuvo hijos, enviudó y murió con 27 años. Sólo hay dos o tres fotos de él y su vida se recuerda más por la música que grabó en unos pocos días en Dallas en 1936 y San Antonio en 1937.
Todo esto no sería tan extraño si no fuese por lo que contaban algunos de los otros bluesmen de su generación como eran Son House, Tommy Jonhson o Ishman Bracey (a estos no los conocen ni en su pueblo, no me estoy haciendo el erudito, que lo he buscado) A finales de los años 20, Howlin' Wolf, Son House y algunos otros trabajaban en una plantación llamada Dockey Plantation y allí se reunían por las noches para tocar, beber y contar historias.
El caso es que allá por 1929 Robert era muy fan de esos bluesman del Mississippi, pero como recuerdan los más viejos él no tenía ni idea de tocar la guitarra. De repente un buen día desapareció y cuando al poco tiempo volvió, mágicamente había aprendido a tocar "diabólicamente" bien. A algunos les entró la curiosidad y cuando le preguntaron el confesó la verdad. Una noche, seguro de que quería ser bluesman, decidió que vendería su alma al diablo a cambio de aprender a tocar blues. Así que quedó con el diablo en el cruce de las carreteras 49 y 61, en Clarksdale y allí mismo cerraron el trato. Cómo contactó con el diablo y las condiciones del acuerdo no han trascendido.
Se dice que el diablo era un tipo muy alto, vestido de negro (sería blanco o negro?). Tocó algunas canciones para Robert y de esa forma consiguió que Robert absorbiese todo ese sentimiento y capacidad musical. Es una suerte que todo eso ocurriese en esa época. Hoy por hoy esas dos carreteras son dos autovías y hubiera quedado fatal quedar con el diablo en la mediana o debajo del puente para vender el alma.
http://maps.google.com/maps?hl=en&safe=off&q=clarksdale+mississippi&ie=UTF8&hq=&hnear=Clarksdale,+Coahoma,+Mississippi&ll=34.177228,-90.556097&spn=0.037421,0.056219&t=h&z=14
A partir de aquí comenzó la leyenda de Robert, que primero conquistó a todos los locales, y finalmente grabó 29 canciones en esas dos sesiones míticas de Dallas y San Antonio. En Agosto de 1938, sólo un año después de completar sus grabaciones murió, probablemente envenenado ¿Un enviado del demonio que venía a recoger el alma de la que ya era propietario? Quién sabe...
Eric Clapton, Keith Richards o Jimi Hendrix le citan como una gran influencia. Al fin y al cabo ellos tres de una forma o de otra también vendieron su alma al diablo. Uno de ellos por dinero, adivinad quién.
Bueno, y que tiene que ver todo esto con nuestro Ralph Macchio? Pues en la película él también busca el cruce de caminos para hacer algo parecido. Bueno, él era blanco, con seguridad no aprendería a tocar blues ni vendiendo el alma al diablo ni nada. No os preocupeis, Ralphie está fenomenal, sano y salvo.
Síiiiiii! Ya voy con las soluciones del juegoooooooo.
Hasta has documentado la historia...
ResponderEliminarEntrada completita, aunque no dices que en la peli Cruce de Caminos el diablo se encarna a sí mismo.
Un saludo. Cliff Williams.
Mi padre llora cada vez que ve la película, así que cuidadín con los comentarios...
ResponderEliminar"Cruce de caminos" no está tan mal, hombre. La banda sonora de Ry Cooder es cojonuda y ese Vai de duelista satánico es impagable.
ResponderEliminarPor cierto, como bloguero profesional deberías incluir "¡" y "¿" en tus textos, mientras escribas en castellano, o tendrás que vender tu alma al diablo para que te libre de la matraca que te pienso dar.
Pues nada, en cuento ingrese mi primer euro como blogero "profesional", prometo poner los signos correctamente, ¿ok?
ResponderEliminarBolívar, de aquí a Cuarto Milenio.
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