Hace unos días apareció en la red la noticia de que Nokia por fin iba a
cambiar su famoso tono de los móviles (también conocido como las 13 notas de Nokia), y para ello han puesto en marcha
un concurso donde se elegirá la nueva "música más oída del mundo". Como
nota, la noticia explicaba que el antiguo tono era un fragmento de una
pieza de un compositor español: el Gran Vals, de Francisco Tárrega. La
composición es originalmente para guitarra como el 99% de lo que compuso
Tárrega. En seguida reconoceréis el soniquete:
http://www.youtube.com/watch?v=93_n5MID3A8
Lo primero que me viene a la cabeza es pensar cómo Nokia son unos zorretes y escogieron una melodía por la que no iban a tener que pagar derechos de autor. Esto esta claro, pero por el juego de fechas parece hecho a propósito. La ley española marca desde 1879 que el periodo de vigencia del derecho del autor sobre su obra son 80 años a partir de la muerte del mismo. Tárrega murió en 1909, por lo tanto los derechos fueron válidos hasta 1989. La familia del autor se debe estar tirando de los pelos todavía, ya que se calcula que unos 1.000 millones de móviles se han vendido en el mundo con el tono de su vals. He leído (no contrastado) que Nokia hubiera tenido que pagar a la familia 8 céntimos por cada móvil vendido. Madre mía, eso sí que hubiera sido una lotería.
No hay muchas cosas en el mundo de la música clásica donde los españoles podamos considerarnos pioneros y creadores, pero el caso de la guitarra es una excepción. Hay una serie de músicos españoles que consiguieron a través del tiempo (siglos XVIII y XIX) sacar la guitarra de las calles y dignificarla hasta convertirla en un instrumento de concierto por derecho propio. Fernando Sor y Dionisio Aguado en el XVIII, Francisco Tárrega en el XIX y especialmente Andrés Segovia y también Narciso Yepes en el XX forman el hilo principal (sí, hay otros) que consiguió el cambio de percepción sobre nuestra guitarra.
Y llegados aquí vamos a aprovechar y hablar un poco de nuestro héroe de hoy. Se ve que para algunas familias las cosas no cambian a lo largo del tiempo, ya que dudo de que la actual familia de Tárrega se haya forrado con su música mientras podían cobrar derechos. Nació en Villareal en 1852, en el seno de una familia humilde, como no podía ser de otra forma en la España del XIX, donde la clase media apenas estaba apareciendo. Tuvo un accidente siendo niño, cayó a una acequia y después de una larga recuperación su vista quedó dañada permanentemente, lo cual no le imposibilitó para desarrollar su talento musical.
http://www.youtube.com/watch?v=93_n5MID3A8
Lo primero que me viene a la cabeza es pensar cómo Nokia son unos zorretes y escogieron una melodía por la que no iban a tener que pagar derechos de autor. Esto esta claro, pero por el juego de fechas parece hecho a propósito. La ley española marca desde 1879 que el periodo de vigencia del derecho del autor sobre su obra son 80 años a partir de la muerte del mismo. Tárrega murió en 1909, por lo tanto los derechos fueron válidos hasta 1989. La familia del autor se debe estar tirando de los pelos todavía, ya que se calcula que unos 1.000 millones de móviles se han vendido en el mundo con el tono de su vals. He leído (no contrastado) que Nokia hubiera tenido que pagar a la familia 8 céntimos por cada móvil vendido. Madre mía, eso sí que hubiera sido una lotería.
No hay muchas cosas en el mundo de la música clásica donde los españoles podamos considerarnos pioneros y creadores, pero el caso de la guitarra es una excepción. Hay una serie de músicos españoles que consiguieron a través del tiempo (siglos XVIII y XIX) sacar la guitarra de las calles y dignificarla hasta convertirla en un instrumento de concierto por derecho propio. Fernando Sor y Dionisio Aguado en el XVIII, Francisco Tárrega en el XIX y especialmente Andrés Segovia y también Narciso Yepes en el XX forman el hilo principal (sí, hay otros) que consiguió el cambio de percepción sobre nuestra guitarra.
Y llegados aquí vamos a aprovechar y hablar un poco de nuestro héroe de hoy. Se ve que para algunas familias las cosas no cambian a lo largo del tiempo, ya que dudo de que la actual familia de Tárrega se haya forrado con su música mientras podían cobrar derechos. Nació en Villareal en 1852, en el seno de una familia humilde, como no podía ser de otra forma en la España del XIX, donde la clase media apenas estaba apareciendo. Tuvo un accidente siendo niño, cayó a una acequia y después de una larga recuperación su vista quedó dañada permanentemente, lo cual no le imposibilitó para desarrollar su talento musical.
Por suerte para él a pesar de ser humildes, su padre estaba comprometido con sus estudios musicales, aunque el padre y el hijo tenían visiones algo diferentes. El padre quería que aprendiese solfeo y piano, y el hijo se escapaba periódicamente de casa para poder irse a tocar con los gitanos y en la calle, y también sacarse unas perras. Al principio ganó el hijo, que periódicamente se escapaba de casa. Anduvo por Barcelona, Valencia y Sevilla. Después se ve que le llegó el sentido común y gracias a la ayuda de una mecenas, con 22 años se fue al Real Conservatorio en Madrid (¡pasó por el aro!).
Pensad que la guitarra no era un instrumento de concierto aun y ni siquiera estaba bien vista. La guitarra era el instrumento del pueblo, de los gitanos. Además en aquel tiempo su fabricación era mucho peor que las de ahora y su sonoridad no era muy allá, y esto se convertía en otro punto en contra. De todas formas, tal era la capacidad e ilusión de Tárrega que una vez en el conservatorio convenció a la dirección para realizar un concierto, a lo cuál accedieron sin demasiado interés. Tras un concierto, el director del conservatorio, Emilio Arrieta, le recomendó que no dejase nunca la guitarra por el piano, porque no se podían imaginar que se pudiese tocar la guitarra con ese grado de excelencia.
Pensad que la guitarra no era un instrumento de concierto aun y ni siquiera estaba bien vista. La guitarra era el instrumento del pueblo, de los gitanos. Además en aquel tiempo su fabricación era mucho peor que las de ahora y su sonoridad no era muy allá, y esto se convertía en otro punto en contra. De todas formas, tal era la capacidad e ilusión de Tárrega que una vez en el conservatorio convenció a la dirección para realizar un concierto, a lo cuál accedieron sin demasiado interés. Tras un concierto, el director del conservatorio, Emilio Arrieta, le recomendó que no dejase nunca la guitarra por el piano, porque no se podían imaginar que se pudiese tocar la guitarra con ese grado de excelencia.
Después de concluir sus estudios varias giras por España, Francia e incluso Inglaterra, aunque finalmente se estableció en Barcelona, donde el ambiente musical era más vivo que en Madrid, y allí vivió hasta 1909, año de su muerte.
Os dejo con dos de sus piezas:
- la más famosa, Recuerdos de la Alhambra, comentada por uno de los más grandes guitarristas contemporaneos: John Williams.
- La Gran Jota aragonesa, que es impresionante entre otras cosas por cómo se las apaña para imitar el sonido de otros instrumentos. A partir de 1:20 tiene algo que pone los pelos de punta, no sabría explicar...