viernes, 7 de enero de 2011

Jason Becker: Una lección de voluntad

Para comenzar el año estaba pensando empezar con alguna historia que nos diese fuerza más allá de lo musical, después de un año tan flojo como 2010, y con un 2011 que no parece que vaya a ser mucho mejor. Pensando en esto me acordé de un tipo llamado Jason Becker. Hemos oído o visto músicos con diferentes tipos de taras:  compositores sordos como Beethoven, guitarristas ciegos como Jeff Healey o sin algún dedo como Django Reinhardt, baterías mancos como Rick Allen (el de Def Leppard), pero el que se lleva la palma en esto de sufrir alguna discapacidad y superarla es el bueno de Jason.

Digamos que Jason Becker fue un virtuoso que gozó de cierta fama durante finales de los 80 y principios de los 90. No fue super famoso, pero el hombre tenía su prestigio dentro del mundo del rock duro y las gentes del gremio guitarrero. Grabó discos con algún grupo de esos de melenudos peludos y en 1988, con 18 años, comenzó su carrera en solitario. Ya con 20 años, y en su momento de máximo esplendor hasta tocó en un disco de David Lee Roth, aquel tipo que cantaba eso de Jump! con Van Halen (esa canción la conocéis seguro, no pongáis caras...).

¿Hasta aquí todo muy bien, no? Justo cuando estaba preparando esa gira como miembro del grupo de David Lee Roth, comenzó a sentir como una pierna se le quedaba dormida más a menudo de lo normal. En ese año, 1990, se le diagnosticó la enfermedad de Lou Gehrig o también conocida como esclerosis lateral amiotrófica (E.L.A.). Las personas con esta enfermedad sufren atrofia progresiva de los músculos de todo el cuerpo que conduce a una parálisis total, y que culmina con la muerte del enfermo entre dos y cinco años después de comenzar a manifestarse.

Ante ese panorama, ¿Se rindió Jason? Pues os adelanto que no. Por supuesto no salió en aquella gira. Y las cosas fueron a peor. Para el año siguiente,  en 1991, ya era incapaz de tocar la guitarra en un concierto normalmente. Después fue perdiendo la capacidad para tocar la guitarra y aunque también podía tocar el teclado tuvo que ir dejándolo también. Y para 1996 era incapaz de tocar ningún instrumento musical, andar o hablar.

Antes de llegar ese momento, durante ese proceso, junto con su padre y un amigo desarrollaron un sistema que le permitía controlar un PC con el movimiento de sus ojos. Pensad que estábamos en 1995, sí, cuando salió el Windows 95. Vamos, que no debió resultar nada fácil (sería con un Mac). Con esa herramienta pudo continuar componiendo y terminar un disco en el que llevaba bastante tiempo trabajando (Perspective) desde su silla de ruedas. En la actualidad trabaja en otro disco que contendrá música compuesta por él y la guitarra tocada por amigos suyos, gente tan famosa como Joe Satriani, Steve Vai, Paul Gilbert o Marty Friedman.

Veinte años después del diagnóstico, Jason sigue vivo, se encuentra algo mejor, ha ganado peso y además de en ese nuevo disco está escribiendo un libro.
¿Esta vez no necesitamos ni poner moraleja, no?

Hay un pequeño documental sobre su historia en YouTube:

Y un vídeo de una de una gran pieza compuesta por él tocada con orquesta y todo: